Cuando llegue el próximo 30 de octubre, Veas-01 estará en su cumpleaños número cuatro desde la fecha exacta en que dicho Meteorito fue retirado desde la plaza Julio Donoso de la Comuna de San Joaquin. Aunque bastante dinero y muchas horas de investigación han sido invertidas por los Propietarios de Veas-01, faltando todavía recursos económicos y mayor disponibilidad de tiempo, para deducir el misterio sobre el Origen de ella, el objetivo del presente informe será proporcionar un resumen previo y tentativo sobre la historia de Veas-01 en la superficie terrestre.
Como hemos mencionado en los artículos previos, los análisis químicos y metalográficos, han arrojado la conclusión de que Veas-01 se trataría de un Meteorito Metálico, Siderito, pero con características nunca antes descritas en otros de su clase, las que de ser certificadas, lo convertiría en el primer Meteorito Metálico No Clasificado, y de gran tamaño, descubierto en Chile. La baja presencia de Ni, la presencia de Troilita (FeS estequiométrico) y de la inclusion nunca antes vista (Fe,Mn)S, microfotografías con las características líneas perpendiculares entre sí (tipo "maclas"), típicas de meteoritos metálicos, y la presencia de aluminosilicatos no clasificados en la corteza, son todos algunos de los argumentos que avalan que el metal y partes de la corteza no tuvieron un origen antropogénico o natural terrestre, no quedando más que determinar que Veas-01 es en verdad un Siderito No Clasificado.
No obstante, la presencia de dos orificios perfectamente rectangulares, indicativos de un objeto de area de contacto de dimensiones 22 x 5.5 cms, aproximadamente, mas otras dos marcas de estructuras rectangulares, con angulos rectos perfectos, del tamaño aproximado de 8 x 8 cms, presencia de Leucita en partes de la corteza de Veas-01, y una Austenia descomunalmente grande y además antiferromagnética (lo que no concuerda con la Moderna Teoría de los Aceros), parecen ser indicativas que el Meterito Original que cayó hace siglos, fue posteriormente trabajado, quizá en un intento infructuoso por recuperar el fierro que forma parte de esta Roca.
En efecto, cuando los meteoritos impactan la superficie terrestre, las presiones de choques calculadas pueden llegar facilmente a los 22 GPa, de modo que muchos de los feldespatos ricos en K o en Na se vaporizan o "vitrifican" convirtiéndose en Aluminosilicatos. Sin embargo, dichos aluminosilicatos se formarán dependiendo de la presión ejercida. Por ejemplo, cuando se produce una presión por sobre los 2 Gpa, pero bastante menor a los 11 GPa, los feldespatos ricos en K se convierten en un compuesto llamado Leucita (KAlSi206) o bien en un aluminosilicato del tipo leucitoide (KAlSi308). A presiones mucho mayores, por ejemplo, a 20 ó 23 GPa, ya no es posible tener Leucita sino un aluminosilicato con Na, llamado Maskelinita (o Maskelynite, NaAlSi308), el cual es muy típico en los meteoritos pétreos o lititos. Como el K y el Na son dos "extremos" del Sistema KAlSi308 – NaAlSi308, es decir, pertencen a la misma familia quimica, la ocurrencia de uno u otro compuesto estará definido sólo por la presión ejercida. En términos sencillos, la Maskelinita y las formas Leucitoides, son "dos caras de una misma moneda", sólo estando la presión que las genera de por medio.
Para validar esta hipótesis, en junio de 2006, la Dra. Xi Liu, del Centro de Investigaciones Geodinámicas, de la Universidad de Ehime en Japón, demostró en un horno de laboratorio que, aplicando presiones a un aluminosolicato que contenía porciones tanto de K como de Na, (K0.2Na0.8)AlSi308, en un rango de 14 a 25 Gpa, podía obtener una conclusión interesante sobre la petrogénesis de la Lingunita (o Lingunite), lo que demostraría experimentalmente que la presencia de Lingunite con Hollandite y Maskelynite, hallados en algunos meteoritos, era un producto de desequilibrio en este sistema.
A diferencia de lo anterior, nuestro caso era el siguiente en Veas-01: la presencia de lineas perpendiculares entre sí, en la matriz metálica de esta Piedra, del tipo "maclas", eran indicativas de presiones probablemente por sobre los 14 Gpa, de modo que en la corteza pétrea deberíamos tener Maskelynite u otros compuestos como los descritos por el experimento de Xi Liu, pero no Leucita, la cual se forma a presiones en torno a los 2 Gpa (mas no a las que verifican durante el impacto de meteoritos). Por ello, luego de nuestra consulta a esta investigadora, su respuesta fue:
"La Leucita es una forma a alta temperatura de un feldespato rico en K, a presiones por sobre y en torno a los 2 Gpa. Como el peak para la condición P-T (Presión – Temperatura) duante el impacto del meteorito es mucho mayor, no sería posible encontrar Leucita formada (en la superficie del meteorito) bajo esta condición. Sin embargo, si posterior al impacto, sucediese un proceso de cristalización a partir de la Maskelynite, entonces sí sería posible encontrar Leucita."
En otras palabras, deberíamos hallar las condiciones que determinaron un proceso de cristalización de la Maskelinita formada en la superficie de Veas-01, luego del impacto, para haber formado Leucita (o un compuesto Leucitoide). En todos lo meteoritos que hemos buscado, del tipo lititos, descritos en la literatura y hallados en Brasil, USA, Canadá, Asia o Europa, todos absolutamente describen la presencia exclusiva de la forma Maskelinita, pero nunca en la forma de Leucita o Leucitoide. Si Veas-01, que ya se sabe es un meteorito, presenta Leucita en ciertas zonas de su superficie, y como dice la Dra. Xi Liu tuvo lugar un proceso de cristalización posterior al impacto: ¿podríamos pensar que ésta es una prueba o confirmación de que Veas-01 fue efectivamente trabajado posteriormente a su impacto?. ¿habrían sido efectivamente, estos orificios rectangulares de 22 x 5.5 cms, practicados con algun tipo de herramienta u objeto a una muy alta temperatura?.
Aunque se ha comentado que, estos orificios rectangulares podrían haber venido ya practicados en la superficie de Veas-01, nuestro equipo científico ha descartado esta hipótesis totalmente, por las razones que indicamos a continuación. (1) Primeramente, en torno a los dos orificios rectangulares puede verificarse la presencia de un compuesto oscuro vítreo, tipo "escoria", el cual puede facilmente ser desprendido con un martillo o cincel. (2) Segundo, en torno a la segunda perforación existe una cavidad irregular que cruza la Roca y sale al otro extremo de ella. En esta cavidad existen pequeñas protuberancias, con formas de "rosas" compuestas fundamentalmente por Magnetita y Wustita; estructuras que pueden ser quitadas sin mayor dificultadad. (3) Tercero, las otras dos huellas de 8 x 8 cms, situadas en una zona totalmente diferente a donde se ubican las primeras dos perforaciones rectangulares, poseen bordes de la misma estructura vitrea, ya antes descrita, extremadamente bien definidos y pulidos, como si una estructura lisa a alta temperatura hubiese estado en contacto con la superficie de esta zona de la Roca. Todos estos tres puntos mencionados demostrarían claramente que, si las perforaciones rectangulares de 22 x 5.5 cms, y las huellas de 8 x 8 cms, todas ya venían en Veas-01 antes de su caída a la superficie de la Tierra, el resultado hubiese sido que toda esta "especie de escoria" vítrea, en forma de "rosas" y pulimentada, simplemente habría desaparecido producto de la temperatura y de la alta presión generadas al momento del impacto. No hay razones para pensar que Veas-01 viniese con dichos orificios y marcas.
En cambio, existen numerosas pruebas que indicarían y probarían que, luego, y posterior a la caída del Meteorito Veas-01, se habría intentado al menos una vez, recuperar el fierro de la Roca para posteriores utilizaciones. Aquí describimos suscintamente las pruebas. (1) Primeramente, el Dr. Jorge Garín, Metalúrgico de la Universidad de Santiago, en informe entregado el 1 de diciembre de 2003, analiza y efectúa una metalografía sobre un trozo superficial extraído de la zona cercana a uno de las perforaciones rectangulares de 22 x 5.5 cms, observando (No el grano de Austenita Magnética, que se verifica en el interior de la Piedra a unos 5 a 10 cms de profundidad, y que ha sido informado en anteriores artículos) sino un grano irregular con precipitados de Sulfuro de Mn y Fosfuros de Fe en los bordes de grano. En efecto, el profesor Jorge Garín explica que, habiendo atacado con ácido la superficie, y luego de preparar la muestra mediante las técnicas usuales de lijado y pulido, observó dos zonas diferentes de la probeta, encontrándose una de ellas en una parte relativamente libre de macroporos en tanto la otra tenía poros de gran tamaño. El grano ferrítico era irregular, tanto en su morfología como en su tamaño, además de gran cantidad de microporosidad. No se verificó ningun tipo de estructura tipo Widmanstaetten. Destaca en la zona una gran cantidad de partículas cuasi-esféricas de MnS, precipitadas en el interior de microporos, interior de granos y bordes de grano. Esta cantidad inusual relativa de MnS, dice el Dr. Garín, concuerda con el alto contenido de azufre del material. Por otra parte, concluye el informe, el también alto contenido de P se manifiesta en la precipitación de partículas más finas de Fe3P, probablemente en la forma de Esteadita en los bordes de grano. (2) Segundo, al observar las dos perforaciones rectangulares de 22 x 5.5 cms, se puede apreciar en una de ellas que el material ferrítico "derramó" hacia los costados debido a la gravedad terrestre, mientras el objeto candente intentaba penetrar sin éxito Veas-01 (el objeto "entró" unos 12 cms); la segunda cavidad, en tanto, aunque sus dimensiones son idénticas (prueba de la utilización de mismo objeto a alta temperatura), el resultado parece haber sido otro: el objeto candente que se utilizó para perforar la superficie debió haberse encontrado con un "bolso de gas", el cual estalló violentamente, provocando la cavidad irregular que cruza una zona de menor espesor de Veas-01, generando la sustancia vítrea oscura de Magnetita y Wustita, depositada en todo el perímetro de esta zona. (3) Tercero, para probar la formación de la "escoria vítrea" ya detectada se efectuó el siguiente experimento: se extrajo un par de trozos desde un sector superficial anguloso de Veas-01, material que, luego de masado (1206 gramos) fue puesto en un crisol de grafito aglomerado marca Diamond, y luego todo en un horno de Inducción trifásico modelo Power-Trak 35-96, con una potencia de 20 KW, mas 10 KW adicionales al agregar en la cubierta del horno una gran masa de grafito. Con este esquema se esperaba obtener una temperatura efectiva, al interior del crisol que contenia trozos de Veas-01, cercana a los 2000º C. Para la medición de la temperatura se utilizó una termocupla de platino, traida desde el Brasil, las que soportan temperaturas de hasta 2000º C. La termocupla se conectó a un medidor digital que medía hasta 1650º C. Todo el proceso fue supervisado, paso a paso, por el metalúrgico y profesor de la USACH, don Froilan Barra. Para evitar que el carbono del crisol pasara, en una cantidad importante, a la muestra metálica, durante el proceso de fundición, se procedió a pintar dicho crisol con pintura refractaria. A los 10 minutos de haberse logrado los 1650º C, medidos con el instrumento digital, fue monitoreándose cada 10 minutos el estado de los 1206 gramos. Sorprendentemente, por 54 minutos las muestras permanecieron intactas, sin deformarse ni fundirse, aunque la temperatura interior era cercana a los 1850 ó 1900º C. Sólo en el minuto 56 el fondo de las muestas comenzó a deformarse parcialmente. A la hora y 6 minutos se escuchan unas explosiones internas, como "chisporroteos" de gran vigor, probablemente producidos por gases atrapados en el metal y por la oxidación del Fe, pero la fusión sólo ha ocurrido en la base de los trozos metálicos. Luego de 1 hora y 35 minutos se logra que las dos masas se deformen y adquieran la forma del crisol. Aunque el centro de las estructuras metálicas nunca llegaron a fundirse, el material adquirió la forma de una plasticina maleable, con una delgada capa superficial de escoria, que resultó luego ser magnetita y wustita (idéntico al material que mostraba una parte de la superficie de Veas-01). Si el material era fundamentalmente Fe, no se ha logrado comprender el que sólo luego de 1 hora y 35 minutos los 1.2 kilogramos de metal de Veas-01 hayan sido parcialmente fundidos.
Los tres puntos anteriores, demuestran que la Wustita y Magnetita podían ser obtenidas mediante un proceso de fusión como el actual, y que el gas acumulado en los trozos metálicos, provocaban explosiones súbitas. En otras palabras, la "escoria" observada y verificada en una zona de Veas-01, además de los indicios de explosiones que habrían originado una cavidad irregular, podría perfectamente ser explicada por una manipulación inteligente de la Roca, luego de su caída, y que quizá esta sea la explicación mas concreta de la aparición de Leucita en las zonas superficiales inmediatamente adyacentes a dicha cavidad irregular.
Más, todavía quedaba una pregunta por formular: ¿a qué temperatura era posible efectuar los orificios perfectamente rectangulares de 22 x 5.5 cms, si el Horno de Inducción lograba un "fierro pastoso" con una estructura parcialmente fundida?
Para responder esta interrogante, se procedió a utilizar un soplete alemán cuya "boquilla" entregaba, de acuerdo al manual, una temperatura efectiva de hasta 2500º C. El resultado fue que, analogamente al experimento del Horno de Inducción, no fue posible derretir en 30 minutos unos 300 gramos aproximadamente de metal ferrítico de Veas-01. Lo que sí pudo ser advertido fue que cuando el soplete se aplicaba de lleno, a unos pocos milímetros de separación de la superficie, el material se desprendía por capas muy finas, las cuales luego de muchos segundos, "caían" una detrás de la otra. A pesar de ello, y en 30 minutos, no pudo mas que desprenderse de estas capas un espesor de menos de un centímetro, pero nunca pudo "licuarse" el trozo entero. El operador del soplete, para demostrarnos que el instrumento realmente alcanzaba los 2500º C, acercó varios trozos de acero de diversa calidad, algunos grandes y especialmente resistentes y sólidos para soportar altas temperaturas, los cuales en menos de 25 segundos, al entrar en contacto con la flama del soplete, quedaban sobre la mesa de trabajo convertidos totalmente el "liquidos" sin quedar absolutamente ningún trozo del acero original "en pie".
¿Cómo era posible que un trozo de metal de Veas-01, cuyos informes quimicos indicaban que era fundamentalmente Fe, soportara todas estas pruebas de calor?. Y si alguien en el pasado, si bien no logró reutilizar el metal de Veas-01, al menos alcanzó a practicar los dos orificios rectangulares, ¿qué instrumento o tecnología pudo disponer dicha persona para lograr su objetivo, si durante todo el siglo XX en la comuna de San Joaquín no existió capacidad técnica para proceder de este modo?.
Si hoy nos ha sido difícil, con las modernas técnicas, fundir parcialmente parte de algunos trozos de Veas-01, ¿cómo pudo alguien desarrollar conocimientos metalúrgicos avanzados con anterioridad al siglo XX, y quiénes habitaban el lugar donde Veas-01 fue encontrado?.
Antes de intentar responder estos cuestionamientos en el siguiente subtítulo, baste decir aquí que, como conclusión preliminar, todas estas pruebas y experimentos realizados, si bien muestran que Veas-01 fue intervenido y "trabajado" por personas con avanzados conocimientos metalúrgicos, también no es menos cierto que, en forma paralela, estos mismos tests confirman que el metal de Veas-01 no tiene un orígen antropogénico, ni antiguo ni moderno, ya que aunque el metal tiene la dureza del Fe, y su composición sea en más de un 98% Fe, no funde a 1515º C, como tampoco a 1900º C, aún luego de un prolongado tiempo de exposición a estas altas temperaturas. Si a esto agregamos lo expuesto al comienzo, esto es, la presencia de estructuras tipo "maclas" (presentes sólo en meteoritos metálicos, y nunca en aceros), mas inclusiones indicativas de alta presión en la formación del metal de Veas-01, como lo son el FeS estequiométrico y el (Fe,Mn)S, no queda otra alternativa que descartar a Veas-01 como un acero humano, o producto de un volcán, o de un cataclismo natural, quedano sólo por concluir que se trata de un Meteorito No Clasificado.
Karl von Haimbhausen: el Jesuita precursor de la Industria en Chile
En un artículo anterior expusimos con detalle los avances de la industria acerera y metalúrgica del siglo XIX y XX, tanto en Chile como en el extranjero, pasando por los altos hornos de Corral, y finalmente con la creación de la CAP, describiendo entre otros, los procesos de fabricación de acero a partir del invento del metalúrgico inglés Henry Bessemer en 1855, etc. Como esto supondremos conocido por el lector, sólo bastará comentar que entre 1800 y mediados del siglo XX, en la zona de San Joaquín (donde Veas-01 se encontró) nada espectacularmente de interés sucedió en materia de técnicas metalúrgicas.
En efecto, la plaza Julio Donoso donde Veas-01 estaba situado, está a escasos dos kilómetros al poniente de la entrada principal del Campus San Joaquin que hoy pertenece a la Pontificia Universidad Católica de Chile. Hacia el 1891, lo que hoy son 83 hectáreas, era un terreno de la sucesión de doña Honoria Gandarillas Valdés, que se ampliaba mucho mas, llegando presuntamente hasta la Avda. Santa Rosa, y por tanto abarcando la plaza y territorio que ocupó Veas-01. Por 115 años, entre 1776 y 1891, en todo este terreno no habrían existido fundiciones, con tecnologías o técnicas, que pudiesen haber alcanzado tempraturas superiores a 1400º C. Pero, entonces ¿qué funcionaba en esta zona con anterioridad a 1767?. ¿A quién pertenecían estos terrenos con anterioridad a esta época?
Los documentos históricos recopilados, desde el Fondo Jesuitas de nuestro Archivo Nacional, por el Dr. Guillermo Bravo Acevedo, señalan que esta zona, donde Veas-01 se encontró, correspondía a la parte sur de la Hacienda Jesuita denominada La Ollería, la cual, luego del Extrañamiento y Ocupación de Temporalidades de los bienes en 1767, que fue de los Regulares de la Compañía de Jesús, fue tasada en 7659 pesos y 7 reales, para luego de 9 años, en 1776, ser adquirida por don Juan José Santa Cruz en 7569 pesos y 7 reales. La Hacienda de La Ollería tenía una extensión de 122 cuadras, y partía desde la calle Marcoleta hasta el Zanjón de la Aguada, en el sur. Otras cuadras más corrían al sur, al otro lado del Zanjón, incluyendo terrenos en los deslindes de lo que hoy es Américo Vespucio. Las oficinas administrativas de esta hacienda presuntamente se ubicaban en lo que hoy corresponde a la Facultad de Arquitectura y Edificios Administrativos de la Universidad Católica de Chile.
Entre los documentos que pueden hallarse, parece ser que esta hacienda tenía su fabrica y una fundición hacia el extremo sur-oriente de ella, en la zona donde hoy estaría el sector de la plaza Julio Donoso (donde se halló Veas-01), ya que cuando el Ministro Oidor y Alcalde de la Corte de la Real Audiencia, don Juan de Balmaceda, procede a ingresar a las 3 de la madrugada del día 26 de agosto de 1767 en los terrenos del Colegio Máximo de San Miguel, al final de este día llegan los 3 alemanes desde el sur, encargados del funcionamiento de la Chacrilla de la Ollería.
Los jesuitas alemanes responsables de esta Chacrilla de la Ollería, donde estaría la fábrica, eran los siguientes: el Hermano Coadjutor, Joseph Amborz, y los sacerdotes Joseph Arnalt y Pedro Weingartner. El padre Padro Weingartner procedía, al parecer, de la misma zona alemana de Dachau donde había nacido el padre Procurador General de la Orden, Karl von Haimbhausen, y cuyos padres, el Conde y la Condesa de Haimbhausen administraban las tierras en el extremo oriental de Dachau, en una zona extensa conocida hasta la fecha como Haimbhausen. Decimos esto, puesto que 20 años mas tarde, y desde Alemania, el padre Pedro Weingartner escribiría en Latín sus memorias y recuerdos de Chile y el momento de su expulsión, dando la fecha de fallecimiento del padre Haimbhausen el dia 7 de abril de 1767, de la enfermedad de La Gota. Los descendientes de ambos sacerdotes continuaron desarrollándose al parecer en la Región de Haimbhausen, en Dachau, ya que en mi investigación encontré que uno de los últimos familiares registrados del padre Haimbhausen, la condesa Viktorine Busser de Haimbhausen, nacida en diciembre de 1811, y fallecida el 2 de febrero de 1902, fue enterrada en la Iglesia de San Nicolás de Haimbhausen, donde hasta la fecha su tumba y la de otros antepasados puede visitarse. Y precisamente es en esta iglesia, donde un probable descendiente del padre Pedro Weingartner, procedió a hermosearla y redecorarla en el año 1958, después de concluida la Segunda Guerra Mundial. Se trata de don Micheal P. Weingartner, fallecido en 1997.
Las 5 iglesias o capillas denominadas con el apellido "de Haimbhausen" (Haimbhausen-Rockerl, Haimbhausen-St.Nikolaus, Haimbhausen Schlosskapelle, Haimbhausen Bruendlkirche, y Haimbhausen Klausenkapelle) fueron rediseñadas con un estilo barroco entre comienzos del siglo XVII y principio del XVIII por los padres del sacerdote jesuita Karl von Haimbhausen, donde la confección de bellos y bien construidos órganos tuvo lugar, y del cual el padre bávaro heredaría su interés en las artes, treyendo mas tarde a Chile, a la Hacienda de Calera de Tango, las técnicas y tácticas para la construcción de dichos órganos en nuestro territorio, fabricando el Organo de Coro de la Catedral de Santiago. Pero no sólo órganos, campanas y relojes exactos, fueron fabricados por el impulso del padre Haimbhausen, sino también parece ser que él y sus hermanos dominaban interesantes técnicas metalúrgicas para fabricar vigas de fierro estructural y acero de gran calidad, además de un gran interés en las aplicaciones de la electricidad, y de su generación por medio de máquinarias.
Cuando comencé este trabajo de "rastreo" en busca de antecedentes que permitieran a los Propietarios de Veas-01 conocer de las condiciones por medio de las cuales las perforaciones rectangulares tuvieron lugar en la superficie de la Piedra, sólo presunciones me hacían sospechar de la participación de los Jesuitas en el intento por reutilizar el metal de Veas-01. Con ocasión que el Museo de la Catedral me entregara por escrito una autorización para investigar los textos y documentos relativos a las piezas que allí se encuentran, y que fueron de los jesuitas, el sacerdote benedictino Mauro Mathei me envía un recado diciéndome que "no gaste mi tiempo en buscar técnicas industriales en fierro o acero, puesto que los jesuitas de Haimbhausen no tenían mayores conocimientos como no fuera plata y cobre". Sin embargo, pocos meses después nuestra investigación mostraría lo contrario.
Es así como, durante todo el mes de mayo me trasladé a Copiapó para visitar y "rastrear" muchos lugares precolombinos, en particular la Fundición de Viña del Cerro, a 86 kilómetros hacia la cordillera desde la ciudad de Copiapó, a pocos kilómetros del Acueducto de Amolanas (de fines del siglo XIX). Esta fundición se supone funcionó hasta alrededor del año 1470 (unos 60 años antes de la llegada de los españoles al pie del Cerro Bramador, en la hacienda Toledo), y fue reconocida por la calidad del cobre que ahí se fabricaba, no superada por ninguna otra fundición en todo Chile de ese entonces. Pero, aún así, y con toda la técnica que hasta entonces los diaguitas y atacameños tenían, no habrían jamás logrado trabajar el fierro, y no existen indicios que prueben su uso o conocimiento. Como durante los siglos venideros, y hasta fines del siglo XVII, los progresos en técnicas de manejo de fierro eran desconocidas, porque aún Europa no tenía ni los conocimientos ni las capacidades tecnológicas para fabricar acero, sólo me restaba concluir lo siguiente: (1) hasta antes de 1470 el fierro no se conocía en el Reino de Chile. (2) Entre 1492 y 1700, el fierro que se conocía en el territorio provenía de Europa, pero no existían técnicas para producirlo localmente, y menos el acero. (3) luego de 1800 y hasta 1940 no existían tecnologías en Chile que permitiesen no sólo la fabricación de fierro o acero de calidad, con un contenido de carbono inferior al 2%, sino que no se lograron dispositivos para elevar la temperatura por sobre el punto de fusión del Fe, descartando que pudiesen reutilizar algun tipo de acero, sea cual fuere su característica. (4) Los españoles, y también en cierta medida, los ingleses, despreciaban y conferían poca importancia a las Artes Manuales y a los Oficios, demostrando la historia que toda la tecnología en metales que dicho país tenía, provenía única y exclusivamente de los conocimientos proporcionados por los maestros bávaros, holandeses y suizos.
Resultado: quedaba sólo un margen de poco menos de 100 años que "pesquisar", esto es, entre 1690 y 1767, que corresponde especialmente al punto de máximo desarrollo y expansión de la Compañía de Jesús. Y dentro del siglo XVIII, en Chile y Argentina, sólo un hombre pudo haber tenido los conocimientos y la inteligencia para haber relacionado y combinado historia, ciencia (estudios sobre la electricidad), matemática, teología, estudios filológicos, con técnicas metalúrgicas de avanzada: el sacerdote alemán Karl von Haimbhausen o Carlos von Haymhausen.
Breve Cronología Histórica de los aportes de la Compañía de Jesús
Año 1540: Cuando el papa Paulo III aprobó el 27 de septiembre de 1540 la Bula Regimini Militantis Ecclesiae, naciendo así la Compañía de Jesús, este mismo año el Rey Carlos V (un monarca muy interesante desde el punto de vista histórico), que da suma importancia a la creación de esta Orden, funda el Archivo General de Simancas (AGS) en la ciudad de Valladolid; localidad bastante alejada con una población que no superaba los 90 habitantes (aún hoy no posee mas de 4000 habitantes). El Rey Carlos V, por ello, había dispuesto que en Simancas se edificara un castillo especial para contener todos los volúmenes e información de interés que fueran obteniéndose desde los terrenos descubiertos de Las Indias (Continente Americano), y los jesuitas ayudarían a ello. A muchos les ha llamado la anteción que el Rey de España no creara dicha Biblioteca en Madrid, o en Aranjuez, o en urbes pobladas, escogiendo una zona tan apartada.
Año1549: Francisco Javier llegó a Kyoto en Japón para intentar convertir al emperador japones. Para ello Fco. Javier llegó al Japón haciendo gala de las ciencias y de la dialéctica que muy bien aprendió en Paris. En China, los jesuitas llegaron llamados por el mismo emperador, quien se entusiasmó con las novedades de occidente traidas por los religiosos. Chateaubriand dice: "los jesuitas que partían para la China se armaban de un telescopio y de un compás, se aparecían en las cortes de Pekin con la urbanidad de las cortes de Luis XIV y rodeados del aparataje de las ciencias".
Año 1570: un grupo de misioneros jesuitas llega al terreno conocido hoy como El Chaco, en la República Argentina, y descubren un conjunto de piedras metálicas esparcidas por la superficie de la Región. Estos jesuitas, y luego otros capitanes españoles, descubren que los indígenas utilizaban boleadoras cubiertas con cera de abejas, y en su interior trozos de un fierro de alta calidad. Como los indigenas no conocían el fierro ni tenían la capacidad de producirlo, los misioneros jesuitas y los soldados españoles les preguntaron de dónde obtenían este material, a lo cual los indígenas llevaron a los asombrados jesuitas ante un trozo de 22 toneladas de peso, con forma de una mesa (parecido al meteorito de Hoba, en Namibia), el cual fue estudiado por más de 200 años, hasta 1790, cuando desapareció misteriosamente sin dejar rastro hasta la fecha. Esta "mesa" de fierro, fue bautizada y conocida como "El Mesón de Fierro". A partir de este año de 1580, los jesuitas fueron descubriendo nuevas y numerosas extrañas Rocas metálicas, y otras más, marcadas, en lugares como Brasil, Paraguay, Córdoba, Mendoza y presumiblemente Chile.
Año de 1580: el sacerdote jesuita Manuel de Nobrega, misionando el Brasil, dice haber encontrado allí Rocas extrañas en dicho territorio, con algunas inscripciones y perforaciones curiosas, que lo llevan a pensar y a anunciar que alguna civilización habría estado con mucha antelación a la llegada de los españoles.
Año de 1585: el emperador Rodolfo II de Habsburgo, interesado en todos los manuscritos antiguos y misteriosos, compra un extraño libro al "Jefe de Inteligencia Británico", matemático y astrólogo, John Dee, de quien hoy se presume que, junto a un experto falsificador, lo confeccionó y copió a partir de un grupo de textos y pergaminos que el propio Dee no entendía, pero que estaban en los depósitos de documentos ingleses y que eran muy antiguos (quizá del año 416 d.C, de textos que procedían de la Biblioteca de Alejandría desaparecida el 417 d.C). Como John Dee necesitaba de dinero, pues se decía había caído en desgracia en la Corona Británica, junto a un subalterno habrían buscado entre todos los pergaminos misteriosos algunos que por años ellos mismos no habrían podido descifrar. De este modo, efectuaron una recopilación de varios temas escritos en este desconocido lenguaje, le agragaron una tapa y empaste, y lo vendieron a Rodolfo II. A la muerte del emperador, el libro pasa al Botánico Real, y de ahí es entregado a los jesuitas para que procedan a decifrarlo. Cuando los Jesuitas venden siglos después, en 1913, el manuscrito al editor y coleccionista William Voynich, dicho libro sería conocido como "Manuscrito Voynich", hoy en poder de la Universidad de Yale, pero también de interés del académico de la Universidad de Birmingham, Dr. Gabriel Landini, quien actualmente está formando un grupo multidisciplinario para intentar traducirlo.
Año de 1629: el sacerdote jesuita italiano, Niccola Cabeo, se había interesado por décadas en los trabajos de Thales de Mileto (del 300 a.C), y descubre los fenómenos de la atracción y repulsión electrica. Sus investigaciones y observaciones las plasma en su libro "Philosophia Magnetica" que publica este año.
Año de 1650: el jesuita Simon de Vasconcellos, misionando en Brasil, encontró extrañas Rocas con inscripciones, además de indígenas que decían que un gran sabio blanco de barba los había instruido muchos siglos antes de los españoles. Las leyendas decían que el sabio se llamaba Sumé.
Año 1663: luego de décadas que el padre Provincial jesuita Diego de Torres ordenara la creación de una Misión en Mendoza, para expandirse desde Córdoba, y habiendo ya recibido la donación de haciendas y dinero del capitán Lope de la Peña, el capitán José de Villegas efectúa donación de su Hacienda de Uco, con una cantidad de 10.000 cabezas de ganado, para que los sacerdotes jesuitas tuviesen de todo. Las viñas de esta hacienda y las anteriores les permiten fabricar excelentes vinos que venden en Buenos Aires, y a cambio proveerse de los insumos provenientes de Europa para vender en sus negocios de Mendoza. Como Mendoza y Córdoba eran parte del Reino de Chile, el provincial les ordena a la comunidad explorar como siempre la hacienda donada. Es así como descubren en dicha Hacienda de Uco una Gran Roca con inscripciones y marcas en su superficie. Como Europa se interesa en este nuevo descubrimiento, que se sumaba a las ya conocidas Piedras Metalicas de El Chaco, las de Córdoba, y de Brasil y Paraguay, el padre Diego de Rosales efectúa un molde de la misma y con la copia fiel de las inscripciones, las envía a los ávidos eruditos y linguistas europeos, quienes al ver las inscripciones no logran entender ni un solo signo, y no se logran poner de acuerdo en su significado.
Año 1666: el sacerdote jesuita alemán Athanasius Kircheri (o Atanasio Kircher, de Wurtburgo), quien escribiera unos años antes su libro sobre el signficado de los Geroglíficos de Egipto en su obra "Lingua Agyptiana", recibe el libro que había sido de Rodolfo II (que se conocería después como "Manuscrito Voynich"), e infructuosamente intenta decifrar este extraño lenguaje. Se dice que este libro habría exitado particularmente a los jesuitas exploradores, porque en el "prólogo" habrían leído que el libro había sido copiado de un original que estaba en una ciudad subterránea en una cordillera que corre de norte a sur, en un continente al sur del planeta. Los jesuitas entonces interpretaron que dicha cordillera debía ser la Cordillera de los Andes. Y como la presunta leyenda hablaba de una máquina llamada Nilotrona, que había sido usada por una civilizacion antigua de sudamérica para fabricar túneles y cavernas bajo la cordillera, los jesuitas comenzaron incansablemente la búsqueda de estas ciudades y túneles dejados por antiguos habitantes. El padre italiano Nicolás Mascardi, amigo y discípulo de Kircheri, decide venir a Chile, y abrir misiones en las zonas donde cree pueden estar estos túneles y los situa al norte de la laguna Puyehue (al norte de lo que es hoy San Carlos de Bariloche), de modo que insta la creación de la misión de Nahuel-Huapi para evangelizar a los indígenas. Además, por estos años, el sacerdote jesuita Kircheri inventa la Linterna Mágica, precursor del Cinematógrafo, en base al diseño de una cámara oscura, la cual recibía imágenes del exterior haciéndolas visibles en el interior de la misma, que al invertir el proceso, se podían llevar las imágenes desde dentro hacia fuera. El artefacto consistía en una cámara oscura con un juego de lentes y un soporte corredizo en el que colocaban transparencias pintadas sobre placas de vidrio. Como en esa época no había luz eléctrica, las imágenes se iluminaban con una lámpara de aceite.
Año de 1670: el sacerdote Jesuita flamenco Ferdinand Verbiest (n. 1623 – f. 1688), misionero jesuita en China y en la Isla de Macao, es el precursor de la Turbina, y desarrolla lo que sería el Primer Automovil conocido. Sus conocimientos en las areas de la técnica y en las Ciencias, obteniendo el título de honor de Astrónomo del Emperador de China, lo ponen a la cabeza de la cátedra en esta materia en dicho país, y a su muerte ocurrida el 28 de enero de 1688, en Beijing, el Emperador le rinde los honores que sólo estaban destinados a Altas Personalidades imperiales.
Año 1672: el padre Nicolas Mascardi, quien provenía de una familia de nobles, muere envenenado por los indígenas de Nahuel-Huapi, quienes dicen que el "padre" estaba mas interesado en conocer y despojarlos de sus secretos que de envangelizarlos y proporcionarles la fe cristiana.
Año 1691: el sacerdote jesuita de orígen suizo, Martin Schmidt, comienza la construcción de la Iglesia de Chiquitos, en México, usando algo de fierro estructural y acero para ciertos dinteles, y para algunos herrajes. Esto constituiría una novedad ya que presuntamente no sería sino hasta 1734, cuando el inglés Abraham Darby descubriese la forma de extraer el azufre del fierro reducido, evitando que éste sea quebradizo. Por otra parte, el acero no se conocería como tal sino con la invención del Horno de Bessemer en 1855.
Año 1730, aprox.: Misioneros Jesuitas descubren en la localidad de Sonora, Mexico, un par de meteoritos metálicos que pesan en total 635 kilos aproximadamente. Una de estas dos piezas tiene la curiosa forma de un anillo. En el año 1736, el capitán español Juan Bautista Anza, luego de conocer, por intermedio de los jesuitas, de estos extraños metales, intenta llevarlos a España, pero no tiene éxito, hasta que finalmente en 1863 este meteorito es transportado a Nueva York, al Instituto Smithsoniano.
Año 1736: el procurador general de los Jesuitas del Reino de Chile, padre Karl von Haimbhausen, envía varias cartas al gobernador Joseph Manso de Velasco, para que autorice a la Compañía de Jesús con una Licencia para Fabricar Fierro en Chile, en las fábricas que sus iglesias disponen. En efecto, con ocasión del Terremoto de 1730, que desolara la capital, el padre Haimbhausen escribe al gobernador que ellos (los jesuitas) diponen de la técnica y conocimientos para reconstruir la ciudad y sus edificios, usando para ello vigas de fierro estructural, permitiendo así que estas nuevas edificaciones soporten los próximos terremotos. El Gobierno de Chile se niega sistemáticamente a otorgar licencia para la confección e ingreso de fierro en quintales provenientes del puerto de Buenos Aires, iniciándose una demanda interpuesta por los jesuitas en contra del Gobierno, por lo que ellos consideran una medida arbitraria. Estos autos fueron hallados en el Fondo Capitanía General (Vol. 1035). El capitán de navío Francisco García Huidobro, presta declaración ante el tribunal en 1736, indicando que los jesuitas saben cómo producir fierro y clabazón tan preciado, para las minas y edificios.
Año 1748: Debido a que muchos jesuitas y teólogos jesuitas de Alemania, y otros clérigos, habían decidido controlar las Logias Masónicas, entre ellas, la Gran Logia de Londres creada en 1717, y por el hecho que todos estos sacerdotes y clérigos continuaban al mismo tiempo dentro de la Iglesia Católica, el Papa Benedicto XIV procedió en 1748 a excomulgar a los Masones (Albañiles y Orfebres, en idioma inglés). Extrañamente, ese mismo año, el padre Karl von Haimbhausen trajo a Chile, a la Hacienda de Calera de Tango, a mas de 50 maestros herreros, albañiles, fundidores, etc. todos ellos provenientes principalmente de Baviera y de los alrededores de Munich, ayudado económicamente por su prima, Juana de Portugal. Todos ellos fueron los precursores de la Industria Nacional, y de las grandes maravillas técnicas producidas por los jesuitas del siglo XVIII. Como punto curioso e inquietante, 24 años mas tarde, el papa Clemente XIV, expulsaría también a la Compañía de Jesús, sin permitirle un juicio para oir sus descargos. Este mismo año de 1748, el padre Haimbhausen trae desde Alemania una imprenta con todos sus utensilios, aparejos y herramientas, e impulsa en Paraguay, Córdoba y Calera de Tango en Santiago, la confección de textos y tomos escritos con presuntamente todos los desarrollos, descubrimientos y misiones que los jesuitas tenían en las Tierras de La India, incluyendo las misteriosas expediciones del padre Nicolas Mascardi, y del padre Leguna, a los presuntos túneles existentes al norte de la laguna de Nahuel-Huapi. La técnica de impresión se conoció en Paraguay y en Córdoba como "Estilo Haimbhausen", y entre 1763 y 1767 en Córdoba habría alcanzado su máximo esplendor. Sobre la imprenta de Haimbhausen escribirían posteriormente en 1921, el investigador Guillermo Furlong Cardiff, y en 1938, Juan Canter. Por último, este año de 1748 el arquitecto Antonio Acuña comienza la constucción de la actual Catedral de Santiago de acuerdo a los planos propuestos por los arquitectos del padre Haimbhausen, de la Hacienda de Calera de Tango.
Año 1755: El sacerdote jesuita Tomás Cerdá, tan sólo tres años después que Benjamin Franklin demostrara la naturaleza eléctrica de los rayos e inventara el pararrayos, y luego de conocer en Alemania y Holanda de los avances de estos países en materia de investigación en electricidad, magnetismo, matemáticas y ciencias experimentales, en general, realiza tertulias en el Seminario de Nobles de Santiago de Cordelles de Barcelona, y propone la creación de un centro científico que desarrolle Máquinas Eléctricas, investigación experimental y aplicada. Entre 1757 y 1764, el jesuita Cerdá dicta una cátedra pública de "Matemática y Física Moderna" en el Seminario de Cordelles, dirigido entonces por la Compañía de Jesús. El interés que se genera es tal que a fines de 1765, mediante una Real Cédula (un Decreto Real), el rey Carlos III de España convierte esta institución en la Real Conferencia Física. Desde entonces las disciplinas dictadas serían las siguientes: 1) álgebra y geometría; 2) estática, hidrostática, y meteorología, 3) electricidad, magnetismo, y otras atracciones; 4) óptica, y sus partes; 5) neumática y acústica; 6) historia natural; 7) botánica y 8) química. Poco después, en 1766, y al parecer por voluntad explícita de Carlos III, se añadió la dirección de agricultura. Posteriormente esta entidad se transformaría en la Real Academia de Ciencias de Barcelona (RACBA).
Año 1756: Los jesuitas de Calera de Tango, dirigidos por el padre Haimbhausen, terminan el Organo de la Catedral de Santiago, conocido como Organo de Coro. Otro de los Organos fabricado por estos jesuitas está en el Monasterio de las Benedictinas de Rengo.
Año 1757: El jesuita Joaquin Camaño y Bazán, natural de La Rioja, y dedicado al estudio de las lenguas indígenas, y especilista en cartografía, confeccionó un mapa de toda la zona de El Chaco, y descifró una leyenda indígena que se repetía en las memorias de los indios de Brasil, sobre la caída del Sol a la Tierra, durante la noche, en dos dias seguidos, y que los trozos metálicos y rocas esparcidas por doquier eran trozos de "este Sol" despedazado. En la década de 1960, el geólogo norteamericano William Cassidy dice que estos trozos corresponden a un descomunal meteorito metálico que se partió, y que tuvo reingresos a la superficie terrestre en dos días, cayendo trozos de este siderito incluso en Chile y en el fondo del océno pacífico. La fecha de caída se sitúa entre el 3800 y eo 4100 antes de Cristo.
Año 1766: este año en la localidad de Albareto, cerca de la ciudad de Modena, en Italia, cae un interesante meteorito, el cual es analizado por el sacerdote jesuita italiano Dominic Troili, quien logra identificar una inclusion mineral hasta ese momento desconocida, FeS, la cual estaba presente en este cuerpo. En honor a dicho jesuita, dicha inclusión fue bautizada con el nombre de Troilita. Este mismo año el químico Joseph Priestley demuestra que la fuerza ejercida entre dos cargas eléctricas varía inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. 10 años depués, en 1776 (cuando se crea Estados Unidos) Charles Agustin de Coulomb mide con exactitud la fuerza eléctrica y se publica la ley que lleva su nombre.
Año de 1767: misteriosamente, y aunque no existen antecedentes que el resto de la comunidad de Calera de Tango y de la Chacrilla de la Ollería, haya desarrollado síntomas de la enfermedad de La Gota, sólo el procurador general, padre Haimbhausen manifiesta a comienzos de este año estos síntomas y comienza a agravarse hacia marzo de este año. Se comenta que debido a los dolores sufridos, el padre hace uso de numerosos silicios para mortificarse, falleciendo el 7 de abril a la edad de 72 años. Los restos fueron dispuestos en un ataud puesto de pie, y junto a otros ataudes de anteriores procuradores jesuitas, también puestos de pie formando un círculo, el padre Haimbhausen fue enterrado bajo una bóveda subterránea que se ubica en el ala derecha (vista desde el altar) de la Iglesia Jesuita de Calera de Tango. Para acceder a dicha bóveda, el acceso se hacía por la escalera y cripta directamente bajo el altar de esta Iglesia, la cual hoy se encuentra sellada, y con orden de no difundir esta información. Pero con motivo del terremoto de 1985, la bóveda se partió y dejó al descubierto la extraña diposición de los ataudes en forma de un círculo, con los sarcófagos todos de pie, entre los cuales se encontró el del padre Karl von Hauimbhausen. El 26 de agosto de 1767, a las 3 de la mañana, se procede a expulsar y a tomar posesión de todas las propiedades y bienes de los Jesuitas, aunque se sabe que al menos cuatro dias antes, el 21 de agosto, toda la comunidad fue avisada del Real Decreto firmado por el propio Rey Carlos III, que ordenaba su inmediata expulsión. Por la tarde, y mientras Juan Antonio Archimbano procedía a inventariar todos los objetos ubicados en la Hacienda de Calera de Tango, se encuentra que existe una Maquina Eléctrica, y que sus piezas están todas puestas dentro de un cajón. Luego que el Ministro don Joseph Clemente de Traslaviña hallara en el Colegio Máximo de San Miguel, la inusual cantidad de 25 quintales y 50 libras de Acero, y de 391 quintales y 19 libras de fierro reducido de Suecia, y 20 quintales y 3 libras de fierro platina, entre otros muchos productos fabricados de fierro y acero, dicho Ministro escribe en uno de los resúmenes de inventarios una Nota de Advertencia respecto de la hacienda donde la Maquina Eléctrica había sido hallada. Esta nota dice así:
20 de septiembre de 1767: "En esta hacienda llamada Calera (de Tango) se hallará crecidamente porción de Herramientas y de Utensilios, de fierro, de acero y de cobre, así también como en la Estancia de San Pedro, un gran número de carretas. En el almacén se hallará porción de acero y de fierro dedicada a la obra de fortificación del Fuerte de Valdivia. Se hallará proción de cuero, y costales para mas de 1000 fanegas, como también se hallará material preciado en La Cancha de la Piedra, ya sacado de la mina, que darían para 7.000 u 8.000 fanegas. Permanecen ahí 3 hornos hechos a todo costo, que están bajo techo: un edificio se hizo para los obreros, una despensa y un oratorio todo de teja. Hay dos galpones grandes de techo de teja para mantener la Cal. Existe otro galpón grande con techo de paja que sirve de abrigo y vivienda para los peones. Hay otro de la misma calidad en el cerro de la mina, y la tasación que se hiciere de estas oficinas dará a conocer las crecidas sumas de dinero que se han gastado en su construcción." Mas adelante se señala (Vol 7, fs 347, Fondo Jesuitas): "según la cuenta que formó respectiva a la Calera (de Tango) después de quedar satisfecho lo que se había recibido, las cales existentes dieron un total de 8273 pesos y 2 reales. Y se previene se hallaría en dicha hacienda de la Calera execidísima porción de herramientas de fierro, acero y cobre, y en la Estancia de San Pedro, mucho número de carretas, porción de fierro y acero".
Entre lo encontrado, durante la confección del inventario del Colegio del Noviciado, figuran un libro del autor Barua titualdo "El Arte de los Metales", además de "2 carretones corrientes ya comenzados a armar, con sus ruedas ya comenzadas, y las llantas en el agua".
El Caliz de Plata de Calera de Tango
Cuando a comienzos del siglo XVIII, algunos jesuitas y teólogos de la Universidad de Munich, y de la zona de Baviera, deseaban avanzar hacia campos de la investigación hasta entonces no explorados, se producen algunos roces entre los grupos mas conservadores y los más entusiastas, de modo que el Padre General de la Orden estima no continuar con estudios mas profundos, en campos que pudiesen ser sensibles dentro del seno de la Iglesia Católica, y para el Tribunal de la Inquisición, que había estado bastante activo hasta 1668, aunque ahora estaba avocado a los nuevos cristianos o conversos.
Lo concreto es que, algunos de estos jesuitas mas osados planifican penetarar organizaciones que gusten de los temas secretos, y de las llaves, y de los temas ocultistas. Es así como algunos agudos estrategas jesuitas alemanes vieron que los gremios de los canteros y albañiles formaban grupos bastante "cerrados", con códigos y simbolismos para guardar algunos de sus aportes técnicos a la construcción de edificios e iglesias, pero que no revestían peligro alguno, ya que estos gremios sólo buscaban proteger sus secretos de construcción frente a otros gremios, tener trabajo para todos los miembros de la Logia, y realizar grandes actividades sociales. Este simplicidad y debilidad de los grupos canteros, en inglés masones, fue utilizado por los jesuitas para "ingresar" o "penetrar" a dichas logias con todo el conocimiento y la erudición de siglos de saber, en sus exploraciones tanto hacia América como en dirección a los países de Oriente, donde Francisco Javier y Mateo Ricci habían sido los precursores. En comparación a los Jesuitas del siglo XVIII, los Masones de esa época eran locales, simples, amantes de las actividades sociales, departir una "buena mesa", pero sin ambiciones otras que "tener trabajo y dinero para ellos y sus familias". Los jesuitas, en cambio, con su natural "peso histórico" y sus avanzados estudios linguísticos, y el saber de antiguas civilizaciones y culturas, no tardaron en subyugar a los cándidos e ingenuos Masones y a todas sus cofradías, y ni siquiera las Logias de Londres y de Irlanda pudieron "escapar" al "empuje" jesuita. Los propios japoneses y chinos, de una prestigiosa cultura ansestral, habían sucumbido al arte y a las ciencias de los misioneros de la Cia de Jesús, ¿podrían los Masones haberse resistido a estos conocimientos, que se les abría ante sus ojos gratuitamente?. Evidentemente, No.
Con el adiestramiento que los jesuitas y clérigos católicos hicieron sobre las logias masónicas, también existieron algunos Masones que se interesaron en algo mas que "comer y beber, y tener trabajo seguro". Estos masones fueron enseñados secretamente por eximios jesuitas principalmente alemanes, en las ciencias y las artes que dentro de la Iglesia Católica estaban prohibidas, de modo que ya hacia 1750 los conocimientos de la Masonería se acercaban fuertemente a los que hasta hacía unas décadas atrás les eran propios sólo a los Altos Miembros de la Cia. de Jesús. Hasta los simbolismos entre ambas corrientes fueron idénticos. Por ejemplo, el Ojo inscrito sobre un Triángulo fue un símbolo netamente usado por los Jesuitas, y sólo por ellos interpretado. Con las disenciones surgidas al interior de la Orden Jesuita, los jesuitas bávaros trasladaron todo este lenguaje simbólico hacia las Logias Masónicas inglesas e irlandesas, propagándose hacia el 1760 al resto de Europa. Por ello, cuando Adam Weishaupt, educado e instruido por jesuitas en instituciones también de la Compañía, funda en 1776 la Orden de los Iluminati de Bavaria, en realidad lo que forma es sólo un atisbo o "punta de Iceberg" del proceso de migración secreta de muchos jesuitas desde seno de la Iglesia hacia las Logias Masónicas también ahora controladas por ellos. Así, parte de los secretos guardados por siglos y que eran de propiedad de los Jesuitas, quedan ahora en manos de las Logias Masónicas, resultando en una "pérdida de memoria" para los nuevos miembros de la Orden de Jesús que ingresan luego de ser nuevamente autorizada en 1815. Estos nuevos jesuitas y los que seguirían durante todo el siglo XIX y XX, ya no poseían los grandes conocimientos y los secretos de sus pares de antaño, quienes con su muerte o expulsión en 1767, y luego excomulgados por el papa en 1772, quedaron fuera del recuerdo de la Historia.
Se dice que una de las actividades famosas y secretas de los jesuitas de Baviera, Suiza y Holanda (desconocidas por los Jesuitas de España, Francia e Inglaterra) era la de grabar sus importantes descubrimientos en los cálices y copones de Misa, o en las Custodias. El procedimiento era aparentemente simple:
1.-se confeccionaba una masa de metal, acero o fierro de gran pureza, se procedía a grabar la información en clave y algunos dibujos (generalmente relacionando ciertos aspectos geológicos o formaciones naturales distinguibles). Las imágenes grabadas o los textos, o siglas, dibujos de llaves, etc. imposibles de interpretar para cualquiera, podían ser perfectamente leídas por otros jesuitas con similares conocimientos, y por ejemplo, ubicar la zona o la montaña a la que se hacía alusión sin necesidad de intercambiar una sólo palabra.
2.- Finalizado el lento y laborioso copiado-grabado en la superficie metálica maciza del Caliz, el jesuita procedía a recubrir toda la supericie externa con plata (nunca con oro, pera evitar su robo), recubriendo también las figuras grabadas, en dicho Copón, para finalmente proceder nuevamente a grabar sobre la película de plata, figuras sólo decorativas y con alusión a motivos bíblicos.
De esta manera, cuando un sacerdote era trasladado de un país a otro, podía llevarse su Misal, su Patena, y su Caliz para consagración. Y en caso que el Caliz fuera robado, que era sólo de metal con recubrimiento en plata, pocos se atreverían a fundirlo (si es que podían), y sólo lograrían extraer la plata, pero el metal de acero quedaría intacto, no existiendo en aquel entonces tecnología para refundir el material acerado, a exepción del Horno donde se forjó. Así, la información perduraría con el tiempo, aún después de la muerte del fraile o sacerdote.
Es así como, en la Hacienda de Calera de Tango, por un espacio de 19 años, pacientemente un hermano jesuita, entre 1748 y 1767, confeccionó lo que se conocería como la Obra de Arte más Perfecta jamás efectuada en toda América (norte y sur de América); Caliz que se confeccionó en un Horno de Platería que hoy puede ser visitado en la Hacienda de Calera de Tango, y que se ubica en el extremo sur-este de dicha propiedad.
Aunque muchos se admiran del trabajo arduo del hermano jesuita que confeccionó el Caliz, y por la belleza de los grabados efectuados en el recubrimiento de plata del mismo por espacio de 19 años, algunos piensan que la explicación puede ser otra que la de solamente efectuar una obra de arte: la batalla que se libraba desde el Vaticano en contra de los sacerdotes y clérigos que habían abrazado la Masonería estaba por alcanzar el territorio del Reino de Chile, y quizá los hermanos albañiles y plateros, y arquitectos, traídos en 1748 por Karl von Haimbhausen a territorios del Reino de Chile, no eran del agrado de muchos obispos y cardenales que para entonces ya comenzaban a ver con malos ojos la tremenda expansión de la Compañía de Jesús por todo el Mundo. El padre Haimbhausen debió conocer lo sucedido, mas de un siglo antes, en 1616, cuando el General de la Orden, el jesuita Mucio Vitellechi, quemó toda la documentación de la Compañía, para evitar un ataque sobre ella, y preservar la continuidad de la misma. Evidentemente, la envidia y el resentimiento hacia quienes tenían grandes conocimientos en las ciencias y en las artes, además de grandes sumas de dinero, no era desconocida por el padre Haimbhausen, quien provenía de una familia noble, y quizá en forma muy inteligente planificó ciudadosamente la acción de ócultar la información obtenida, por él y su grupo selecto de hombres, de toda esta Región de las Indias, y decidió entonces escribir textos impresos haciendo uso de la Imprenta traída en 1748 y cuyas copias se confeccionaban tanto en Chile como en Córdoba. Cuando "la Caída de los Jesuitas" estaba por concretarse, para entonces los padres bávaros Haimbhausen y Juan Nepomuceno Walther ya habían asegurado sus libros y enciclopedias en diversos puntos y en terrenos probablemente subterráneos y secos, sin humedad que deterioren los textos. Lo que quedaría en las estanterías de las Haciendas Jesuitas serían sólo material común, y sin gran importancia, tales como copias de tratados de matemáticas, fisica, astronomía, medicina, etc., todas traídas de Europa. Como una biblioteca vacía sería sospechoso para los Ministros y Oficiales encargados de la incautación e inventario de los bienes de los jesuitas, éstos se habrían asegurado con al menos dos años de antelación, del ocultamiento de las cosas y piezas importantes, reemplazándolas por cosas y libros de menos valor, o de poco interés.
Por ello, cuando el Cáliz de Plata fabricado en Calera de Tango terminó en la Catedral de Santiago, junto con la Custodia y otros numerosos objetos recubiertos en plata, nadie probablemente sospechó que bajo el recubirmiento de plata de dicho Copón estaría guardada cierta información que el padre Haimbhausen no comentó con la comunidad entera, y que probablemente le costó sacrificar su vida por tal silencio (como veremos en el siguiente subtítulo). En la superficie del acero, bajo el recubierto, podría haber estado las indicaciones geográficas de los lugares explorados por los misioneros jesuitas, como Curicó y la Laguna de Nahuel-Huapi, o las posiciones de cerros donde buscar la documentación oculta. Habiendo transcurrido casi 215 años desde la Expulsión de los Jesuitas, hacia el año 1982 pocos podrían interesarse en el Cáliz de Plata Jesuita, custodiado en el Museo de la Catedral, sometido a la legislación del Consejo de Monumentos Nacionales, como no sea un eximio conocedor de las técnicas jesuitas bávaras traspasadas a la Masonería Británica.
¿Fue asesinado o envenenado el Padre Karl von Haimbhausen?
Ya hemos visto a la luz de los hechos expuestos que, mi investigación, lejos de ser atractiva para algunos, ha creado un terror colectivo entre jesuitas como los padres Renato Poblete Ilharneborden (ex Director del Hogar de Cristo) y Fernando Montes Matte (actual Rector de la Universidad Alberto Hurtado, UAH), incluyendo además al personal y miembros del Museo de la Catedral de Santiago.
En efecto, y aunque hace más de un mes solicité por escrito al padre Poblete, capellán de la Fundación Esperanza Nuestra de Maipú, la autorización para visitar palmo a palmo todas y cada una de las dependencias que conforman la Hacienda de Calera de Tango, hasta el momento, y aunque he reiterado mi petición a su correo directo, no he recibido ni una llamada por teléfono o respuesta a mi correo.
En efecto, en dicha carta que le he escrito al padre Poblete, expongo que me pareció insólito que, cuando sucedido el terremoto de marzo de 1985, y hallados los restos del padre Haimbhausen y otros jesuitas, lejos de ser reconocidos y analizados y puestos en algún lugar decente y de honor, por el legado entregado a Chile, se procede en cambio a rellenar con arena toda la fosa, se sella y cementa todo el acceso a la cripta desde el altar, y posteriormente se cubre todo nuevamente, sin dar indicios del portentoso hallazgo de la persona que diera uno de los principales impulsos industriales a nuestra región. ¿Por qué los actuales jesuitas no quieren "tener noticas" del padre Haimbhausen, ni dar a conocer del hallazgo de su tumba?. ¿Por qué, a los historiadores, los jesuitas les dicen que no existe ningún cementerio en esta hacienda?.
Antes de hablar con Poblete, acudí a entregar carta de presentación de mi investigación al padre Montes, rector de la UAH, quien me remitió al primero. La secretaria de Montes, Magdalena, al regresar con mi carta, aprovecha de comentarme que nadie se interesará en cooperar o proporcionarme antecedentes en mi investigación del padre Haimbhausen, porque según lo que ella había escuchado a los curas, "los jesuitas le tenían mala al padre Haimbhausen", y que aún hoy "a los curas no les agradaba este alemán".
Extrañamente, las opiniones vertidas por Magdalena, secretaria del rector de la UAH, no podían ser "antojadizas" ni "ficticias" y su afirmación coincidía perfectamente con mis conjeturas: que el padre Karl von Haimbhausen, bávaro de noble nacimiento, políglota, teólogo, inventor, músico, amante de las ciencias y de las artes, pudo haber sido asesinado o envenenado por su gravitante influencia, y por no querer revelar el lugar donde depositó sus secretos y descubrimientos más preciados, de los cuales las perforaciones rectangulares efectuadas sobre Veas-01 podría ser mudos testigos de las capacidades tecnológicas de los jesuitas de antaño. Puede existir una alta probablilidad de que Veas-01 fuera conocido por estos padres, y por el propio Haimbhausen, y que ciertos documentos estén hoy, todavía escondidos entre los inventarios de las temporalidades de los jesuitas, o en poder del Director de la Specola Vaticana, con sede en el Vaticano y en la Universidad de Arizona. En efecto, cuando 2 años atrás solicitamos ayuda con laboratorios y tests, al sacerdote jesuita y antiguo director de esta entidad, George Coyne, él respondió que no poseía ni los equipos, ni los laboratorios ni el conocimiento necesario para analizar Veas-01. ¿Respondió esto simplemente porque no quería tomar parte en la investigación, implicando que mintió (lo que es grave para un sacerdote)?. ¿O bien ya tenía anteriores conocimientos de esta Piedra y de sus misterios, y simplemente no se sentía, de verdad, en condiciones de estudiarla?.
Regresemos al tema del año de fallecimiento del padre Haimbhausen. El 1 de abril de 1767 el Rey Carlos III firma secretamente la Expulsión de los Jesuitas de todas Las Indias, decreto que no sería conocido en Chile sino hasta agosto de ese año. Pero curiosamente, seis días mas tarde, el 7 de abril de 1767, el padre Haimbhausen muere de la enfermedad de La Gota, sin ser afectados el resto de la comunidad, aún existiendo otros sacerdotes y hermanos mayores de 80 años. Si la dieta hubiese sido la causa de esta enfermedad, sería de suponer que toda la comunidad de edad avanzada estuviese aquejada de similar dolencia, más no únicamente su Procurador.
Hacia el año 2000 a.C los griegos conocían de la enfermedad llamada Saturnismo o Plumbosis, y sabían que se producía por envenenamiento por Plomo (Pb), cuando dicho elemento era ingestado por el organismo humano. Por otra parte, hacia los años 1650, en la ciudad de Ulm, en la rivera del Danubio, los médicos observaron que muchos monjes que bebían vino enfermaban gravemente, en tanto aquellos que tomaban sólo agua permanecían saludables. Al analizar los recipientes que se usaban para guardar vino notaron la presencia de Oxido de Pb, lo que progresivamente estaba envenenando la sangre de los monjes. A partir de ese entonces, no sólo se modificaron los envases, sino que muchos alemanes, y europeos, sabían que dosis pequeñas de Pb en polvo vertidas sobre el vino o sobre la comida de una víctima en particular, podría ocasionarle la muerte por envenenamiento, ya que el Pb es insípido e inoloro, y por tanto, no puede ser detectado por la persona que ingiere los alimentos.
Hoy sabemos que, las personas adultas que en la actualidad son envenedadas por Pb, por ejemplo en los Estados Unidos, presentan los síntomas típicos de la enfermedad conocida como La Gota, en tanto cuando los pacientes son niños, los síntomas se manifiestan con diarreas mortíferas.
Y he aquí una de las posibles pruebas de que el padre Karl von Haimbhausen fue envenenado: el testimonio escrito en Latín del padre Pedro Weingartner, quien comenta que su amigo había fallecido de La Gota. Faltaba sólo encontrar una cantidad suficiente de Pb en el inventario de las Haciendas del Colegio Máximo de San Miguel en Santiago para certificar esta hipótesis.
Y la prueba fue encontrada en Vol. 7, fs. 339, cuando Joseph de Traslaviña ingresa al almacén de dicho Colegio, y comienza a inventariar: 93 cucharas de metal blanco, 123 tenedores de metal blanco, 189 resmas de papel, 53 libras de acero, 546 libras de plomo en polvo, etc.
1 Quintal castellano correspondía a 100 libras, que equivale a 46 kilogramos. Por tanto, 1 libra corresponde a 460 gramos, de manera que 546 libras de Plomo equivalen a 251 kilogramos de Pb (suficiente para envenenar a un ejército).
Sospechoso de haber puesto el plomo en el alimento puede haber sido el cocinero de turno que atendía al padre Haimbhausen, quien probablemente llegaba tarde y comía después de la comunidad. Quien le daba el Pb en la comida se debía asegurar que ninguno otro experimentara los síntomas, so-pena de ser descubierto e interrogado. Lamentablemente, entre los registros de los sacerdotes y hermanos encontrados en Calera de Tango no aparece ninguno con la profesión de cocinero. En la hacienda se hallaron e inventariaron un total de 117 esclavos de ambos sexos, de varias edades. Habían 13 jesuitas al momento de la llegada de las tropas reales y el ministro de la Real Audiencia: 4 sacerdotes y 9 hermanos coadjutores. Los padres eran Joseph Guzmán, Diego Arquizar, Juan Valdivieso, y Juan Thomas Araos (Vizcaíno). Los hermanos jesuitas eran: Jofré Hatz (aleman, tejedor), Francisco Pelanto (platero), Joseph Xeler (aleman, platero), Santiago Rotmeyer (aleman, herreno), Pedro Roetz (aleman, relojero), Lorenzo Torrentz (catalán, administrador de la hacienda), Phelipe Ostermaez (aleman, tejedor), Jorge Kratzer (aleman, organista demente), y Manuel Villegas (chileno donado).
Sólo con una exhumación de las osamentas que yacen bajo la bóveda subterrána, ahora rellena de tierra por los jesuitas de 1985, podremos determinar exactamente la causa de fallecimiento de este destacado procurador bávaro, así como la de los otros jesuitas dispuestos extrañamente en ataudes de pie, a la usanza de un ritual, formando un círculo.
La Meteoritical Society y su pelea con el Gobierno de Argentina
A raíz de nuestra presentación efectuada ante la Meteoritical Society, para inscribir y certificar Veas-01 como un Meteorito No Clasificado, tomó contacto con nosotros la editora de esta entidad, Rihan Jones, para formularnos algunas preguntas relativas a ciertos minerales hallados en la superficie e interior de la Roca. Con ocasión de esto, y mientas estamos en conjunto con el Dr. Brian K. Townley redactando un completo informe para dicha institución, pudimos notar que en la Meteoritical Society aparece certificado un Meteorito tipo IAB-MG, en la Región argentina de El Chaco, con una masa de 50 toneladas métricas, conocido con el nombre de "Campo del Cielo" y con una certificación de hallazgo del año 1576, al tiempo que aparece rechazada otra inscripción del Pseudometeorito denominado "El Chaco Santafecino", por pensarse inicialmente "que se trataba de un meterorito, pero que en realidad no lo era en su orígen".
Por ello nos pusimos en contacto con diversas personas e instituciones encargadas de velar y custodiar los meteoritos caídos en el Chaco, para determinar dónde estaban estos otros meteoritos, y en especial el de 50 TM, conocido como "Campo del Cielo" hallado en 1576. La respuesta de los argentinos fue aún mas sorprendente: "la Meteoritical Society está mintiendo a la opinión pública, puesto que hasta la fecha ninguno de los trozos meteoríticos de El Chaco, Argentina, ha sido certificado ni publicado en el Meteoritical Bulletin, debido a que el Gobierno de Argentina mantiene ciertos pleitos con algunas entidades norteamericanas. Para que se certifiquen dichos trozos, la presentación la debe hacer el Gobierno Argentino, pues la ley es clara, y los meteoritos son de propiedad del gobierno y no de los particulares". Se nos dijo además que no existe, ni existió, en Argentina ningún meteorito con 50 TM hallado en 1576, y menos con ese nombre, y que los únicos sideritos de El Chaco que se conocen historicamente son el "Gran Chaco" de 37 Toneladas Métricas, hallado y desenterrado en 1980, en tanto el otro se trató del "Mesón de Fierro" de unas 22 toneladas, hallado en 1576 pero extraviado en el año 1800, y nada se ha sabido de este trozo hasta ahora. Finalmente, hacia el 2003 desde la zona de El Chaco, fue sustraído un meteorito de poco más de 6 toneladas conocido como Santiago, o Santiago del Estero, o Tañigo II, el cual tampoco ha sido certificado por la Meteoritical Society.
Cuando consultamos a algunos argentinos si quizá la certificación publicada por la Meteoritical Society se refería al hecho de que un cuerpo madre de 50 toneladas habría caído en el Campo del Cielo y que se verificó y halló este evento en 1578, ellos nos contestaron: "si ninguno de los meteoritos de Campo del Cielo han sido certificados como tales, ¿cómo podría certificarse entonces el evento completo, sin tener los registros y pruebas certificadas de los trozos y pedazos individuales?".
Entonces, muy sorprendido por esta presunta irregularidad cometida por la Meteoritical Society, envié algunas preguntas técnicas al Director del Museo de Astronomía y de Meteoritos de la UNLP, Dr. Sixto Gimenez, a quién le pedí me enviara los informes que certificaran la cantidad de Fe y de Ni, las pruebas metalográficas, y los análisis químicos, petrográficos y geológicos practicados tanto en la superficie como en la matriz metálica de alguno de los meteoritos mas famosos como el Gran Chaco, entre otros. Como don Sixto Gimenez efectuó publicaciones sobre la caída de este gigantesco siderito en la zona conocida como "Campo del Cielo" pensé que obviamente los análisis obraban en su poder.
Nuevamente la respuesta fue sorprendente: ni él ni su equipo poseen los análisis químicos, ni tienen certificación de los análisis de contenido porcentual de Ni, Fe u otros elementos, y que ellos nunca han visto las pruebas metalográficas, ni los otros exámenes por nosotros nombrados. Y que aún más, la cantidad de Ni que supuestamente tiene nunca ha sido verificada, ni certificada en informe alguno, sino que fue informada verbalmente por investigadores de NASA.
Por todo esto, y para estar seguros de lo que está sucediendo con la Meteoritical Society, y para evitar que nuestra Piedra Veas-01 pueda ser considerada por el Gobierno de Argentina como sacada o "robada" desde su territorio, en caso que los análisis químicos de los meteoritos de Campo del Cielo coincidan con los de Veas-01, hemos procedido a enviar una carta certificada a la Presidencia de Argentina, con el objetivo que designen a un miembro oficial de dicho gobierno, para que nos explique lo que está sucediendo respecto de las irregularidades cometidas y publicadas por la Meteoritical Society, al tiempo de generar una cooperación mútua para estudiar en conjunto los trozos de El Chaco y el encontrado por nosotros denominado Veas-01. Si los análisis y las metalografías de todos estos trozos son similares, y probamos que todos provienen del mismo cuerpo madre, podríamos demostrar que el Evento de Campo del Cielo fue global para toda Latinoamérica, y que los trozos diseminados por todo el continente serían prueba que existieron varios cuerpos principales que ingresaron a horas diferentes y quizá en un rango de varios días.
Probable fecha de caída de Veas-01
De todo lo anteriormente descrito, y tomando en consideración los trabajos del geólogo americano William Cassidy, quien efectuara en los años 60, la investigación de los meteoritos caídos en Campo del Cielo, podemos pensar que hace unos 6100 años atrás aproximadamente, grandes trozos de kilómetros de diámetro cruzaron la atmósfera terrestre. Uno de estos trozos ingresó al norte de Argentina, en un ángulo N 60º E, diseminando sus fragmentos en lo que se conoce hoy como "Campo del Cielo". Otro trozo también grande desprendido del Cuerpo Padre, dio una vuelta completa alrededor de la Tierra, luego de rebotar la primera vez con la atmósfera, y enderezó su trayectoria a una dirección más cercana a Norte-Sur, donde trozos cayeron algunos en la zona de Córdoba y Mendoza, en la Cordillera de los Andes, en Santiago de Chile, y quizá algunos en las costas del Océano Pacífico. Puede también que otros fragmentos, también de tamaño considerable, hayan caído en los territorios de Brasil y Paraguay, siendo quizá estas las rocas de las que los jesuitas hablaban durante los siglos XVI y XVII, y de cuyos hechos escribió don Diego Barros Arana en su artículo publicado en 1872 titulado "Las Riquezas de los Jesuitas".
Si Veas-01 es uno de los tantos fragmentos que provienen del mismo Cuerpo Madre que impactó con la Tierra hacia el 4100 antes de Cristo, y los análisis químicos revalan similitudes entre todos estos trozos, podríamos establecer una conección interesante entre ciertas zonas geográficas de Chile y Argentina, y determinar que quizá ciertas islas o lagunas pudieron haberse originado producto de la lluvia de impactos de gran tamaño.
Conclusión
El Cáliz recubierto en Plata, robado desde la Catedral de Santiago en 1982, pudo no haber sido elaborado en cualquier metal o acero, sino probablemente a partir de algun trozo de Siderito hallado por los jesuitas en esta región, dificultando su elaboración y diseño, debido a la resistencia del material a ser fundido, tal como sucede con la matriz metálica de Veas-01. Si pensamos en 19 años para la elaboración de un Cáliz o Copón, y descartando dificultades en el recubrimiento y elaboración de las figuras en plata, lo único que podría complicar su hechura sería dar la forma y la grabación de la matriz metálica de dicho objeto. Y si suponemos que importantes símbolos y figuras diseñadas, bajo la supervisión del padre Haimbhausen, fueron elaboradas durante tanto años, ello permitiría explicar el extremo mutismo y nerviosismo entre los voluntarios del Museo de la Catedral, o incluso del padre Acuña, su Dean, o del propio Angelo Sodano. La sustracción del Cáliz de Plata de Calera de Tango no obedeció unicamente a un descuido de los encargados del Museo, sino a una acción programada y concertada, y cuyo interés y autores intelectuales correspondieron probablemente a personal diplomático de Inglaterra, quienes aprovecharon el momento de "amistad" con nuestro país, mientras sucedía la guerra por el control de las Islas Malvinas entre dicho país y Argentina.
Por otra parte, la negativa del jesuita George Coyne, Director en la época del Museo de Meteoritos del Vaticano y de la Specola Vaticana, en apoyar nuestra investigación por no poseer los conocimientos ni las capacidades para estudiar Veas-01, es un indicio de que información relativa a esta Roca precedía a nuestros básicos análisis, y probablemente lo que se sabía de ella era muy superior a los supuestos que nosotros mismos especulábamos.
Los dos orificios perfectamente rectangulares de 22 x 5.5 cms, mas las dos huellas con bordes de material vitrificado de 8 x 8 cms, y la escoria de Magnetita y Wustita encontrado a la cavidad irregular, indicativa de un estallido, más las pruebas de laboratorio en hornos de inducción, que revelaron que el material estallaba a altas temperaturas, pero sin licuarse o fundirse luego de casi dos horas de calor aplicado, es todo una prueba de que Veas-01 no sólo no pudo haberse fabricado bajo ninguna clase de tecnología existente en el pasado o actualmente, sino que debió haberse trabajado durante la época de esplendor de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII, y principalmente bajo la conducción del sacerdote alemán Karl von Haimbhausen, verdadero visionario en Chile de convertir al país en un Centro Industrial.
Prueba de las capacidades industriales de los Jesuitas están no sólo en la Reseña Histórica y Cronológica de sus grandes aciertos, sino la Maquina Eléctrica y las grandes cantidades de fierro y acero, que los propios gobernadores de la época no pudieron comprender. Y si pensamos en que los miembros de la Compañía, con años de antelación sabían de su expulsión en razón a los indicios que se observaban desde 1748, es lógico suponer que los jesuitas tomaron todas las precauciones del caso y ocultaron con tiempo todas las pruebas, tecnologías y libros que los pudiese involucrar en graves dificultades para con el Tribunal de la Inquisición. El resultado fue muy astuto: el Conde de Aranda, y Carlos III, y luego el Papa Clemente XIV, al no encontrar pruebas de "brujería" o de "complots", o "acciones de sublevación" por parte de los jesuitas, se limitaron a expulsarlos y dejarlos en Imola, en Italia, donde continuaron con sus actividades religiosas. Otros, los que decidieron "colgar su hábito" se unieron a sus antiguos hermanos que ya operaban desde más de dos décadas en las Logias Masónicas europeas.
Sólo Veas-01, ocultada convenientemente en el sector mas alejado del sur de la Chacrilla de La Ollería, quedó como único ícono y muestra de la capacidad técnica de los Jesuitas de antaño. Pero sólo estas cuatro marcas en su superficie fueron quizá suficientes para revelarnos la mano del hacedor, aunque aún no entendamos la técnica utilizada en ello.
Se cuenta una vez, que un peridista le pidió a un famoso dibujante y maestro famoso en pintura, le dibujara una obra de arte. El maestro pintor accedió, fue hacia un pizarrón, tomó una tiza y procedió a dibujar un gran círculo. Como el artista estaba ocupado, se despidió del periodista y se marchó. El reportero se sintió no sólo desilusionado del Maestro Pintor, sino hasta ofendido y molesto por lo que consideró una burla. Sin embargo, cuando posteriormente se analizó el trazo y la excentricidad de la órbita de esta circunferencia dibujada, se constató que el círculo era perfecto, y que su trazo era tan bueno como el mejor hecho con compás de calidad.
Del mismo modo, aunque los jesuitas sólo nos legaron esta Piedra proveniente desde el espacio, las marcas efectuadas por ellos en su superficie son los mudos testigos de la habilidad de que estaban dotados. El "trazo" sobre el metal de Veas-01 y el Cáliz de Plata extraviado, nos están mostrando poco a poco las tecnologías desarrolladas en dicha época, y el camino para decifrar su misterio.
Finalmente, podría algún lector perfectamente no estar de acuerdo con que fuesen los jesuitas los autores del intento de reutilizar el metal de Veas-01, pero tendría que lidiar con el problema mayor de buscar en la línea de tiempo un momento donde poder situar esta acción. No ha sido posible hallar acero o fierro o tecnologías de fundición de este metal con anterioridad a la llegada de los españoles, como tampoco durante el siglo XIX o XX existieron en Chile, o en la zona que nos compete, fabricas de metales o de aceros. En efecto, todos los antecedentes históricos que se han expuesto en el presente artículo apuntan a que los únicos capaces de haber manipulado el metal de Veas-01 correspondió a los jesuitas. Pero al mismo tiempo está perfectamente demostrado en este artículo, que en ningún caso fueron los jesuitas los fabricantes de esta piedra. Las inclusiones indicativas de una muy alta presión, las "maclas" en las microfotografías, y el resto de estructuras que sólo suceden en meteoritos, descartan la participación de los jesuitas en su hechura.
Actualmente, por el desinterés en aportar fondos para esta investigación, por parte de las instituciones nacionales científicas chilenas como el Cimat, dirigido por Fernando Lund, y por el Centro de Estudios Científicos de Santiago (en Valdivia) dirigido por Claudio Teitelboim (o Bunster), y por la negativa del Ministerio de Cultura, presidido por la actriz paulina Urrutia Fernández, de aportar fondos para nuestro proyecto, que le fuera presentado en abril de este año, actualmente el equipo científico investigador de Veas-01, y sus propietarios, se encuentran sin recursos para continuar con nuevas pruebas e investigaciones históricas para desentrañar el misterio de esta Roca Metálica. Debido a las diversas áreas del Conocimiento que abarca Veas-01, es probable que los directores de las actuales instituciones, a las que hemos solicitado ayuda, no entiendan del todo el problema.
Una actriz como Paulina Urrutia, por su natural desconocimiento de todos los temas históricos, metalúrgicos, y geológicos, no podrá evaluar correctamente el alcance de un proyecto como el nuestro. Un buen físico como Fernando Lund, o el propio Teitelboim, no entenderán las razones geológicas ni históricas, como tampoco un entendido en meteoritos como Rihan Jones, por muchos esfuerzos loables en intentar entender el metal, no entenderá el tema de la Austenita porque no es metalúrgico. O un metalúrgico no entenderá cuando se le habla de aluminosolicatos o de otros aspectos geológicos en materia de la corteza de Veas-01; etc. Sólo obteniendo fondos de una entidad de envergadura como un Museo o de una Gran Entidad Filantrópica, o una Fundación Cultural o Histórica de nivel mundial, y con la ayuda de profesionales de muchas disciplinas, podremos decifrar el misterio de esta enigmática Roca, con décadas de historia en el lugar de hallazgo.
Solicitud de Fondos para Investigación
Por las razones antes expuestas, existen dos fundamentos, que exponemos a continuación, para apelar al interés de instituciones culturales y científicas extranjeras, o al de algún particular acaudalado que guste de escudriñar este tipo de misterios:
1.- Las entidades científicas y culturales de nuestro país, han desaprobado otorgar fondos para apoyar la continuación de la investigación de Veas-01. Como el Consejo de Monumentos Nacionales no tiene injerencia en el tema de este tipo de minerales o estructuras provenientes del espacio, y el intento de reutilizar este material por parte de jesuitas coloniales, no está dentro de las atribuciones de este Consejo, no existe impedimento alguno para que una entidad extranjera o un particular otorge fondos para destinarlos a la investigación de Veas-01.
2.- Debido a los problemas económicos por los que pasa Estados Unidos, y debido a la inestabilidad política generada al interior del Gobierno del presidente George W. Bush, que enfrenta nuevos escándalos y nuevas elecciones, se han producido ciertas tensiones entre el Director de la Oficina de Investigaciones Navales (ONR) en Arlington, señor William E. Landay, y su representante en Chile, el puertorriqueño Elmer L. Roman, todo lo cual parece indicar que la adquisición de Veas-01 por parte del Gobierno Norteamericano se dificulta con creces.
De este modo, cualquier Museo, Institución o Grupo Particular que desee aportar con fondos importantes para continuar con la investigación de Veas-01, no deberá temer posibles dificultades o roces ni con el Gobierno de Estados Unidos, que antes estuvo interesado en comprar esta Piedra, ni con la Legislación propia del Consejo de Monumentos Nacionales, que protege el Patrimonio Cultural de Chile. La ley de esta última entidad, modificada en junio de 2005, no contempla a los Meteoritos ni Sideritos manipulados como objetos que queden bajo esta legislación.
Por todo esto, y junto con agradecer, a nombre de todo el equipo científico y Propietarios de Veas-01, el interés que algun Museo o Fundación Internacional pueda tener en esta investigación nuestra, desde ya los invitamos cordialmente a realizar su aporte financiero, en una forma y modo que convengamos mutuamente. Para contactarse con nosotros, por favor, no dude en comunicarse al siguiente correo: Rnovakovic@yahoo.com